Silencio
Este silencio es el de la sorpresa,
ese que nadie invita. El silencio
de una señorita que te hace una encuesta por teléfono,
el silencio de quien se asombra
de que no conozcas una página web que él visita.Este silencio inopinado
es el regalo que no te entregan,
el correo que no se responde por pereza,
el del buzón en el se guarecen
las facturas enjauladas. Este silencio
es el de las canciones que susurran
un idioma que no comprendes, el silencio
del viento en la cara mientras miras la noche
y el del humo que sella los labios.Este silencio
es el de la tarde que se endulza,
poco a poco, sobre un cielo raso.El silencio de un sótano
abarrotado de nadas voluminosas y adornado
con aquellos algos que permanecen
marchitos de tiempo y de polvo.Este silencio difuso es
también
un silencio concreto, donde
los otros silencios se diluyen y se mezclan
hasta formar
el estupor inhóspito con que uno
se unta las esquinas del corazón
para sobrevivir al insomnio.Este silencio es un silencio
que no se cuenta, ese que recoge
y deglute a bocanadas aquellos verbos
que quisimos decir y no pudimos;
o, lo que es peor, verbos
que no supimos conjugar a tiempo y escondimos,
como si todo estuviera ya dicho
y ni siquiera nos quedara la palabra.
